"La elite rabiosa va a pasar, pero su legado ya entró a la historia."
 

Querido presidente,

tengo 33 años y soy periodista.

Nordestina y pernambucana igual que el señor. Tuve privilegios que me ayudaron a estudiar en buenas escuelas y llegar a la universidad pública. Nunca necesité los programas sociales que su gobierno ofreció, pero no por eso dejo de reconocer la importancia de su gobierno en la vida de millones de brasileños cuando BRASIL era un país de TODOS.

Digo esto citando dos casos que presencié en mi vida como periodista.

Fui a entrevistar a una señora que recibiría las llaves del apartamento de un complejo habitacional que usted inauguró aquí en Recife. Cuando la abordé, ella dijo: “¿Es para hablar mal de Lula? Porque mi hija es Dios en el cielo y Lula en la tierra. Usted no sabe lo que es dormir en palafitos, despertarse por los ratones, en la mayor inmundicia. Lula no me dio sólo una casa no, él me dio dignidad”.

Presidente, ¿y hay quien no pueda enorgullecerse de usted?

La otra vez fue cuando fui a entrevistar a una familia de una comunidad. Familia humilde y casa simple. Pedí para ir al baño. En el lugar de la puerta, una sábana atada en una vara. Cuando entro, me encontré con una letrina. Respire profundamente y tragué el llanto. ¿Cómo podía una familia vivir en esa situación, mi Dios? Al volver a la sala, empecé la entrevista. La madre me dijo que faltaba el hijo mayor. Estaba en la facultad y era la salvación de la familia. Él hacía PROUNI.

Entonces, presidente, no se desanime. Hay millones de brasileños haciendo fuerza por usted. Millones de brasileños que están agradecidos a tu gobierno.

La elite rabiosa va a pasar, pero su legado ya entró a la historia.

FUERZA! RESISTENCIA!

¡Estamos contigo!

Un abrazo cariñoso




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